Inteligencia artificial, criopreservación de óvulos y estudios genéticos en los embriones generados in vitro son algunas de los avances que permiten que la fertilidad asistida aumente cuando la fertilidad natural disminuye.
Está comprobada una disminución de las tasas de natalidad espontánea a nivel global, debido a varios factores: a la participación de mujeres en el mercado laboral y al acceso a los métodos de planificación familiar, se le agregan las crisis económicas, la reciente pandemia y la guerra en Europa. Esta tendencia, a su vez, se va equiparando en todas las regiones, acelerándose año a año.
Paradójicamente, el uso de las técnicas de reproducción asistida está aumentando de manera exponencial en todo el mundo y en particular en momentos de crisis como la actual, dado que las personas más allá de retraerse, refuerzan la voluntad de embarazarse, sobre todo los pacientes que están urgidos por el tema de la edad o simplemente por la fuerza del deseo.
Otros aspectos que aportan a este crecimiento son la introducción y el mayor acceso a alternativas como la gestación por sustitución en personas con problemas de infertilidad estructural, que no tienen la posibilidad de formar una familia: hombres solos, parejas de hombres o mujeres sin útero.